Ni relegada ni súper poderosa: el rol de Francia Márquez en el gobierno

A seis semanas de haber asumido el poder, y después de rumores sobre una supuesta marginación de la Vicepresidenta en el gobierno, ella misma y otras personas cercanas dan claves para leer de forma más aguda el lugar que ocupa y ocupará los próximos cuatro años.

Fecha: 2022-09-25

Por: JUAN DAVID LÓPEZ MORALES

Ni relegada ni súper poderosa: el rol de Francia Márquez en el gobierno

A seis semanas de haber asumido el poder, y después de rumores sobre una supuesta marginación de la Vicepresidenta en el gobierno, ella misma y otras personas cercanas dan claves para leer de forma más aguda el lugar que ocupa y ocupará los próximos cuatro años.

Por: JUAN DAVID LÓPEZ MORALES

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A veces, el poder es como la música: atraviesa momentos de tensión que se resuelven y dan paso al descanso, a la calma que antecede a otra tensión sobreviniente. El gobierno de Colombia, por primera vez en manos de sectores históricamente marginados, combina hoy ambos movimientos: goza de las mieles del capital político de partida mientras afronta las sospechas que generan lo nuevo, lo distinto, con sus aciertos y errores. Y en medio de este ritmo, a veces alegre y a veces tormentoso, está una de las figuras más prominentes de la política contemporánea en Colombia: la vicepresidenta Francia Márquez Mina.

Mujer negra, feminista y defensora ambiental de Suárez, en el conflictivo y empobrecido norte del Cauca, ahora es vicepresidenta. Su presencia es tan disruptiva que estas primeras semanas la pregunta por su papel emergió con fuerza, trayendo preguntas que también estuvieron presentes en la campaña: ¿sería ella una cuota de representación sin poder real, una figura ‘decorativa’ o una mujer con capacidad de instalar y defender sus agendas, no siempre coincidentes con las de otros sectores que integran el gobierno?

Estas y otras interrogantes –algunas de extrema condescendencia relacionadas, por ejemplo, al papel ‘decorativo’– se fundamentaron en algunos hechos ciertos:

1. Mauricio Lizcano, director del Departamento Administrativo de Presidencia de la República (Dapre), dijo que el Departamento para la Prosperidad Social (DPS) sería la base para el Ministerio de la Igualdad, una nueva dependencia prometida en campaña para que la asumiera Francia Márquez y que está en proceso de concretarse.

2. En la dirección del DPS fue nombrada Cielo Rusinque, una abogada que genera rechazo en algunos sectores feministas cercanos al Pacto Histórico, y que no es cercana a Francia Márquez.

3. La agenda sobre mujeres del Pacto Histórico, previa a que Márquez fuera la fórmula del candidato Petro, se ha presentado con la campaña ‘Colombia es mujer’, de la que hacen parte la esposa del presidente, Verónica Alcocer, y Rusinque, entre otras figuras que tampoco tienen relación previa con Márquez.

4. Los nombramientos en cargos altos y medios del gobierno han incluido pocos nombres cercanos a la misma vicepresidenta y a Soy Porque Somos, el movimiento del que hace parte. Se destacan la ministra de Minas, Irene Vélez-Torres; la viceministra de Educación, Aurora Vergara, y la consejera para la Equidad de la Mujer, Clemencia Carabalí.

5. Hasta el nombramiento de Carabalí se daba por sentado que esa Consejería sería eliminada en las reformas administrativas que se adelantan desde el Dapre, por las mismas declaraciones de Mauricio Lizcano.

6. Pasado más de un mes de gobierno, no se conocía el decreto en el que el presidente Petro le debía encomendar a la Vicepresidenta sus funciones específicas.

 

Aunque varios de los interrogantes alrededor de estos hechos fueron respondidos por Petro en la posesión de Rusinque y Carabalí en sus respectivos cargos, y luego por la vicepresidenta Márquez en entrevista con Cambio, dejan abierto el campo para preguntarse cuáles son las claves para seguirle la pista a la figura de ella en este gobierno, con veeduría no solo de que cumpla su labor, sino de que su papel sea clave para la concreción de las transformaciones prometidas.

 

LAS MISIONES

 

El Decreto 1874, expedido el 9 de septiembre, le confía a Francia Márquez 15 funciones y facultades para llevarlas a cabo, todas ellas en sintonía con la bandera que la Vicepresidenta defiende desde que fue precandidata presidencial: la igualdad. Estas funciones pasan por los problemas de exclusión de las mujeres, de las comunidades étnicas, de las personas en situación de discapacidad y de territorios como el Pacífico colombiano.

La lideresa chocoana Idalmy Minotta Terán, abogada y experta en derechos étnicos, dice que Francia Márquez quedó “con unas capacidades inconmensurables” y que se siente satisfecha con el contenido del decreto. Sin embargo, teme que los encargos sean tantos y tan complejos que puede ser difícil cumplir con todo lo prometido y responder a las expectativas creadas.

“Hay que aterrizarlo, materializarlo, pero le entrega un mundo de posibilidades para que gobierne”, dice Minotta Terán. Ella no considera que estas funciones se queden cortas, pese a que algunos sectores han señalado que se trata de muchas tareas, pero sin ningún presupuesto para llevarlas a cabo pues son sobre todo de coordinación.

Sobre esto, Márquez dijo a Cambio: “Es una oportunidad para colocar las bases de la justicia social en función de la igualdad de este país”. Explicó que le permitirá articular a las instituciones para que la igualdad se haga real “más allá del manejo de los recursos, que efectivamente no es lo que voy a hacer”.

Desde Santander de Quilichao, Cauca, la lideresa Clemencia Fory, cercana a Francia Márquez, dice que esperaba que las funciones de la vicepresidenta fueran distintas. “Es que prácticamente la mandó a construir la política, unas propuestas nuevas, y en la coyuntura que está el país necesitamos soluciones más prontas. Teníamos otras expectativas”, señala Fory, quien no ha vuelto a hablar con Márquez, pero dice que esta no se ha alejado de las comunidades que representa en estas semanas. Su más reciente viaje a zonas de su interés fue el 19 de septiembre cuando visitó Timbiquí, Cauca.

Para Fory es importante que estas funciones no se ejerzan solo desde la Vicepresidencia, sino desde una entidad con más poder de ejecución, como el prometido Ministerio de la Igualdad. El proyecto de ley para crearlo, dice con razón, todavía no se conoce. Este debe pasar por el Congreso y su creación debe darse a través de una ley de la República. Márquez explicó a Cambio que el borrador está en revisión legal del gobierno para verificar que la ruta de su creación sea la más adecuada.

Magda Alberto, quien fue parte de la coordinación tripartita de la instancia de derechos de las mujeres en el proceso de empalme, dice que en la posesión de Carabalí y Rusinque el presidente Petro “dejó un mensaje muy interesante que quita esos rumores” sobre una supuesta marginación de Francia Márquez.

Allí, el presidente dijo que no tenía sentido que el Ministerio de la Igualdad se creara desde el DPS porque sería “darle la razón al neoliberalismo” sobre las políticas asistencialistas. De hecho, le encomendó a Rusinque una tarea sui generis para un funcionario que asume el cargo: coordinar la progresiva desaparición de ese departamento, para que sus funciones vuelvan a estar en los ministerios a los que corresponde.

“Creo que tenemos que entender que llevamos un mes y lo que hay son propuestas de posible construcción. La ‘vice’ está haciendo unas propuestas; desde el Congreso saldrán otras. Esperamos que se dialogue con las comunidades y que de ahí salgan más propuestas”, dice Alberto, y reitera que la creación del Ministerio está pasando por validaciones técnicas, administrativas y financieras que “llevan su tiempo”. Francia Márquez dijo que espera que la creación se dé pronto.

Antes de que se conociera el decreto sobre las funciones de la vicepresidenta, su figura había perdido protagonismo en medio de la vorágine de los primeros movimientos del gobierno. Ella asumió labores a veces protocolarias, a veces diplomáticas, pero también viajó a territorios, sobre todo en el Pacífico. La falta de funciones claras pudo jugar en contra de su visibilidad, pero también, según Minotta, su estrategia de comunicación.

“Le toca ser muy ágil en eso, porque los enemigos tienen unas bodegas y aliados muy fuertes. A Francia le toca generar una estrategia de comunicación para llegar a donde tiene que llegar, que es a la gente”, dice la lideresa chocoana.

 

LOS FEMINISMOS

 

Francia Márquez no es del Pacto Histórico. Llegó a ser la fórmula vicepresidencial de Petro tras los buenos resultados de la consulta en la que participó por Soy Porque Somos, con el aval del Polo Democrático Alternativo. Consiguió casi 800.000 votos y se convirtió en todo un “fenómeno político”. Márquez llegó a una campaña donde agendas como la de mujeres ya venían siendo trabajadas por otras personas.

Las demandas feministas generan contradicciones y tensiones fuertes al interior de la coalición de gobierno. Feministas como Juana Afanador y Sara Tufano incluso han renunciado a sus militancias en el Pacto Histórico a raíz de varias disputas internas, como la conformación de las listas al Congreso, que consideraron poco democrática, y el apoyo que la Colombia Humana dio a Hollman Morris al avalar su candidatura a la Alcaldía de Bogotá pese a los señalamientos de violencia económica contra su expareja. Al mismo tiempo, muchos movimientos feministas apoyaron la candidatura de Márquez, más que la de Petro.

El Pacto Histórico lanzó durante el proceso electoral la campaña ‘Colombia es mujer’, de la que hicieron parte, entre otras, Alcocer, Rusinque, la exconcejal de Bogotá Ángela Benedetti (hermana del actual embajador en Caracas, Armando Benedetti) y con cercanía a figuras como Diana Osorio, gestora social de Medellín y esposa del alcalde Daniel Quintero. Esta corriente es distinta a la del feminismo que defiende Francia Márquez, más arraigado a las luchas étnicas y por la tierra, según nos contaron fuentes consultadas que prefirieron no ser citadas para este análisis. Estas fuentes también aclararon que no se trata de solo dos corrientes, pues hay mucha diversidad de enfoques y pensamientos en el Pacto Histórico.

Es en este contexto que se dan algunas de las tensiones alrededor de la figura de la vicepresidenta Márquez sobre cuál será el enfoque de género que se impondrá en el estilo de gobierno y en las decisiones para combatir todas las dinámicas de exclusión. Y por eso el nombramiento de Rusinque cayó tan mal en muchas feministas –más de 900 firmaron una carta de rechazo a su nombramiento– que alertan sobre el riesgo del ‘machiprogresismo’ que ven en acciones como la defensa de esta como abogada al profesor Fabián Sanabria, señalado de acoso sexual contra estudiantes.

“Quienes estamos en el Pacto entendemos que coincidimos en unos mínimos, no en unos máximos. En algunos elementos nos encontramos, pero en otros nos distanciamos”, dice Magda Alberto. Para ella el enfoque ya está claro en el programa de gobierno, y por lo tanto no debería haber tensiones alrededor de este.

Sobre los rumores relacionados con disputas internas Alberto hace esta lectura: “Desde una mirada patriarcal nos quieren poner a disputarnos el poder, y yo, desde una postura feminista, creo que la apuesta del Pacto es gobernar por, con y para las mujeres”, agrega. Eso implica que la vicepresidenta Márquez tenga protagonismo, pero también la primera dama. “Cada una tiene sus funciones y va a contribuir desde su lugar”.

Sea que haya un pulso interno o no, el nombramiento de Clemencia Carabalí en la Consejería para la Equidad de la Mujer, y la decisión de que sea esta el pilar desde el cual se cree el nuevo ministerio, le da a la Vicepresidenta margen de acción y decisión sobre la agenda de igualdad y fortalece su apuesta por la interseccionalidad. Márquez nunca habla exclusivamente de mujeres, o solo de comunidades negras. Siempre se refiere a “los nadie”, y en esa enunciación cruza todas las formas de exclusión.

Para Idalmy Minotta, la representación no está en discusión, y más bien es desde afuera que se quiere sugerir que hay disputas internas. “Hicimos una apuesta por un pacto del que hizo parte Soy Porque Somos, y lo primero es la reivindicación histórica que se hizo posible porque un hombre como Petro abrió su pensamiento”. Para ella, Soy Porque Somos está representado en la misma Francia, y desde ahí es claro que es la Vicepresidenta la que tiene que jugar el juego político del que hace parte.

Otra opinión tiene Clemencia Fory: “No nos hemos visto representados de una forma sustancial, pero somos conscientes de que apenas [el gobierno] está iniciando”. Ella plantea una de las tensiones más fuertes del actual gobierno, que está más allá de las disputas en la Casa de Nariño: las expectativas de la gente en los territorios son altas, y por lo tanto sus demandas de cumplimiento también lo serán.

“Ella [Francia] se caracteriza por tener un buen poder de negociación, pero teniendo en cuenta que tiene una mirada diferente del país, en ese proceso puede haber muchas cosas que se pueden frustrar”, dice Fory. En otras palabras, saben que no todo el gabinete de gobierno bebe de las mismas fuentes políticas que Márquez. Aún así, confía en que frente a cualquier negociación, ni los derechos humanos ni la vida de la gente y de los territorios estarán en disputa sobre la mesa.

En Cambio, Francia Márquez aseguró que no hizo campaña por cuotas burocráticas, tan propias de la política tradicional, sino “por acompañar y ayudar a que las personas en cualquier institución hagan su trabajo de mejor manera”. Eso, según dijo, incluye apoyar a Cielo Rusinque en su labor. Y por supuesto, asegurarse el lugar desde donde podrá no solo dar línea, sino ejecutar lo que ha prometido: el Ministerio de la Igualdad. Para eso, más que hablar con las bancadas de los partidos, se ha acercado a las bancadas temáticas: a la de las víctimas, a la afrocolombiana y a la de mujeres. Su visión es más sectorial que partidista, y así habrá que leerla en los casi cuatro años que le quedan para sentar las bases de otro país posible.