Ni adultas por parir, ni criminales por abortar

Lo que aprendimos de #HablemosDeLasNiñas

Fecha: 2021-09-15

Por: Mutante

Ni adultas por parir, ni criminales por abortar

Lo que aprendimos de #HablemosDeLasNiñas

Por: MUTANTE

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En América Latina las niñas están pariendo y esto no debería ser una frase común. Son obligadas a ser madres y no solo una vez; dos y hasta tres veces antes de ser legalmente adultas. A estos embarazos se les llama subsecuentes.

En Colombia solo en el 2015 se registraron 135.979 nacimientos en jóvenes de 15 a 19 años y al menos una cuarta parte de estos embarazos eran subsecuentes. En toda la región, Bolivia es el país con la mayor tasa de natalidad en adolescentes: 116 de cada mil embarazos. Pero no hay cifras oficiales de segundos o terceros embarazos en estas edades. Por su parte, en Perú, el 13 % de los embarazos son de jóvenes entre los 15 y 19 años y del total de madres adolescentes, 15 % vuelve a quedar en embarazo antes de la adultez. Con estas cifras explica el reportaje, “Maternidad adolescente: cuando otro embarazo te condena a la pobreza” de Ojo Público, el panorama actual de las maternidades en América Latina.

Y ¿cuáles son las consecuencias de estas maternidades adolescentes? ¿Qué personas están involucradas en este fenómeno?

A continuación les contamos lo que aprendimos en #HablemosDeLasNiñas, un conversación regional apoyada por el Consorcio Latinoamericano contra el Aborto Inseguro (Clacai) y que sucedió junto a periodistas de Perú (Ojo Público) y Bolivia (Nathalie Iriarte, periodista independiente).

Acá va.

 

¿CÓMO SON PERCIBIDAS LAS NIÑAS Y ADOLESCENTES EMBARAZADAS?

A las niñas madres las juzgan, por niñas, por madres, por “putas”, por “irresponsables”, por “víctimas”. Por malas madres. Reciben todo el estigma de quienes las rodean, desde sus familias hasta los médicos que las tratan y que son, en Colombia, los que más las denuncian por abortar.

nixole96: Conocí a una mujer. Pésima madre. Sus 2 primeras hijas las tuvo antes de los 19. El tercero ella se lo “metió” a un man para que la mantuviera y no funcionó. La hija mayor madre de 2 antes de los 18. La menor drogadicta y también es madre ya. Usa al niño como moneda de cambio ps se consiguió una pareja que siempre quiso un hijo varón y ps ella usa eso para que el tipo la mantenga. Detestable esta persona.

La maternidad adolescente despierta una profunda misoginia. De allí el juicio y las palabras de desprecio o de lástima con las que algunas personas se refieren a ellas. Se convierten en el ejemplo de lo que “no se debe ser como mujer”.

azucarmochi: Uno escucha de sus padres: “no seas como ellas”, cuando ven a una chica embarazada. Tuve una prima que quedó embarazada en la universidad. La familia del papá, le colabora con la niña, pero según todos tuvo suerte de que le colaboraran para que terminara la carrera. Hoy en día me da miedo tener una vida sexual, miedo a un embarazo, miedo irracional a cualquier relación sexual con mis novios. ¡Cómo afecta esta sociedad a la salud mental de las mujeres!

Niñas madre, ergo, malas madres, ergo, malas mujeres.

Esto se refleja en quienes designan como culpables: las madres. Culpan a las madres de las niñas por no cuidarlas. Culpan a las madres de los violadores por no poder impedir que lo sean. Culpan directamente a las niñas madres. 

Nelly Olmos: Aquí el problema parte desde la base. ¿Cuál es la base? La madre. Si la mamá tiene una autoestima fuerte, va a criar a sus hijos seguros y CONSCIENTES de su importancia y de su valía, sin importar condiciones económicas, sociales o culturales. Si los niños se respetan y valoran, no permitirán ser violados o abusados.

Maury Zase: El machismo, que menciona, es un problema que las mamás de esos futuros abusadores, no supieron controlar.

Pero, ¿quién se pregunta por el papel y la responsabilidad de los hombres en estos embarazos? Es frecuente leer respuestas que se refieren a las niñas que “se embarazan”, como si fuera solo un acto de ellas. La conversación nos reveló que el sesgo de género en el fenómeno del embarazo adolescente posiciona a las mujeres jóvenes —adolescentes o niñas— como el chivo expiatorio:

Pero quizás uno de los hallazgos más sorprendentes fue la tipología que las personas participantes de la conversación armaron sobre las niñas madre: o son víctimas o son busconas. En el primer caso, merecen lástima y pueden acceder a un aborto. En el segundo, merecen el juicio, el escarnio público y sobre todo, merecen el castigo que supone su maternidad forzada. Parece que al quedar embarazadas dejaran de ser lo que son, ¡niñas!

 

EN MEDIO DE ESTE SEÑALAMIENTO Y ESTIGMA AL QUE SE ENFRENTAN, ¿RECIBEN ATENCIÓN EN SALUD MENTAL?

La respuesta corta: no.

La larga:

Diversos estudios señalan el impacto que tienen el embarazo no deseado y la maternidad forzada en la salud mental de estas niñas, pero en países como Bolivia, en donde los psicólogos no son considerados personal de la salud, la atención que reciben en estos temas es mínima. En el desarrollo de la conversación tuvimos participaciones de mujeres que fueron madres adolescentes y lo confirman:

alejamontenegroz19: Yo fui madre adolescente y si, la salud mental queda en un limbo. Quedas con un trauma, en cómo te relacionas tú misma con tu propia sexualidad, maternidad, cuerpo y el hecho de ser mujer.

Pero la salud mental va más allá de la atención clínica: se trata también de redes de apoyo y acompañamiento, que usualmente están compuestas por los círculos cercanos de estas niñas: sus amigas, amigos y familias. Sin embargo, la precaria educación sexual que recibimos como sociedad y que refuerza el tabú sobre la sexualidad, ha impedido un acompañamiento efectivo. Las adolescentes no saben cómo acompañar; los padres no saben cómo abordar el tema.

 

¿QUÉ CONSECUENCIAS TRAE ESTO PARA SUS VIDAS?

Esto nos contaron las mujeres que fueron niñas madre:

anmoaz: Cuando el hombre asume su paternidad, muchas veces tiene un rol de proveedor y las tareas de cuidado recaen en la mujer que quizás también trabaja por fuera y esto hace que el peso de muchas cosas y la carga mental sean más fuertes para ella que para él. En mi caso, yo era joven y el padre también, así que con la ayuda de mi familia seguimos ambos estudiando en la universidad, pero yo muchas veces no podía ir a clase. Entre amamantar, enfermedades del bebé, culpas, caos.. era yo a tener mi vida alienada o al menos mucho más respecto al padre. Mis horas ya no eran mías, en cambio él podía dedicarse a estudiar y a filosofar mientras yo vivía dividida entre eso que quería ser y lo que tenía que ser, por haber tenido un hijo joven y sobre todo un hijo sin haberlo planificado, sin haberlo querido en ese momento y sin saber muy bien que estaba haciendo.

Por mensajes privados otras mujeres nos contaron experiencias similares: las madres adolescentes terminan por renunciar a sí mismas y a sus sueños para dedicarse a su maternidad. Además, cargan con el estigma y los prejuicios sobre el embarazo en niñas y adolescentes:

alejamontenegroz19: “Ya tiene la barriga llena de huesos”, “ quién la mandó a abrir la patas”, “ahora es que se llene de chinos”, “ya comenzó con el equipo de fútbol”, “ ahí se va a quedar estancada”, “ y ¿si se acuerda quién es el papá?”, “ se tiró la vida” … Todos en igual medida de dolorosos, todos me los dijeron a mí.

La doctora Laura Gil, ginecóloga y cofundadora del Grupo Médico por el Derecho a Decidir en Colombia, explicó, en este panel, que la maternidad adolescente incrementa las posibilidades de que las niñas y jóvenes no puedan acceder a la educación. La deserción escolar también aumenta y se profundizan los círculos de pobreza, complementó Ximena Casas, de Human Rights International.

 

ANTE ESTE PANORAMA QUE DESPLIEGA LA MATERNIDAD FORZADA EN NIÑAS Y ADOLESCENTES, ¿QUÉ OCURRE CON EL ABORTO?

Mencionar la palabra “aborto” desencadenó diferentes debates en redes sociales. Aún predomina la visión moralista, impregnada de prejuicios, sobre lo que para estas niñas es un derecho.

 

Además, el acceso a aborto legal, seguro y gratuito puede ser también la solución definitiva para el continuum de violencias al que se ven sometidas, fruto de una educación sexual cubierta de tapujos, de entornos violentos que las minimizan, de tener que renunciar a su infancia y a sus sueños por parir hijos.

 

ENTONCES, ¿QUIÉN LES IMPIDE ESTA POSIBILIDAD?

En Colombia, el personal médico que atiende sus casos. “Según un informe reciente de La Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres más del 56% de las denuncias por aborto registradas en Colombia entre 2006 y 2019 fueron iniciadas por el personal médico que atendió los casos”, dice el reportaje Persecución, estigma y transformación: Relatos médicos sobre el aborto.

La investigación Parir por violación, ¿qué pasa con la salud mental de las niñas?, también explica cómo en Bolivia es el personal médico el que trata de convencer, manipula emocionalmente e incluso amenaza con denunciar a las niñas para que no aborten.

Sin embargo, #HablemosDeLasNiñas también reveló que hay profesionales de la salud que luchan desde el gremio por garantizar los derechos de estas niñas, así como por su bienestar físico y mental. En el Círculo Mutante de médicos nos encontramos con un sentir común: la necesidad de privilegiar el deseo de maternar de las niñas y adolescentes, es decir, su poder de decisión.

“Creo que sí pueden tomar decisiones, pero también es necesario acompañarlas”, dijo una de las personas en el círculo que trabaja en atención médica. Algo que uno de sus colegas destacó: “la capacidad evolutiva de las menores para tomar estas decisiones” sobre sus cuerpos y futuros.

Otro de los hallazgos de este círculo fue el estigma que aún sienten los profesionales de este gremio al asumir públicamente su postura afirmativa hacia el aborto. Sin contar con los dilemas éticos que sortean en su fuero interno frente a edades gestacionales muy avanzadas o a las condiciones sociales y familiares de sus pacientes menores de edad. “Siempre me pregunto cuándo en la consultas de aborto no será necesario contar toda la historia del servicio de IVE, sino que sea un servicio de salud como cualquier otro”, señaló uno de ellos.