La pesca y el pescador: o lo que el mar también se llevó

#HablemosDeEmergenciaClimática

Fecha: 2022-07-13

Por: Jorge Luis Rocha

Fotos: Jorge Luis Rocha

La pesca y el pescador: o lo que el mar también se llevó

#HablemosDeEmergenciaClimática

Por: JORGE LUIS ROCHA

Fotos: Jorge Luis Rocha

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Justiniano Montaño es un pescador retirado de Punta Soldado, un caserío ubicado a cuarenta minutos en lancha de Buenaventura, en el Pacífico colombiano. Se dedica a  contar historias mientras camina por su pueblo, como uno de los sabedores y líderes que han permanecido en la isla. También suele emprender recorridos en solitario, usualmente, en las mañanas, antes de que la crecida del mar impida seguir dando pasos. Lo acompaña un paquete de cigarros que se van convirtiendo en cenizas mientras va y vuelve; y una que otra vez, a su lado uno o varios perros del pueblo.

“Con los fenómenos naturales que hay, el pescado se va abriendo mucho. Las corrientes del mar son los que mandan al pescado de un lado y de otro, y como estamos en el mar Pacífico, donde recibimos corrientes desde el sur, él coge para otros lados”, nos explica don Justiniano mientras nos acercamos de regreso al caserío, al finalizar  uno de sus recorridos matutinos. “Y entonces no siempre se recupera la inversión que hay que hacer con la lancha, con la gasolina, con el tiempo… A veces, son más las pérdidas”, dice.

La pesca, además de representar una fuente de ingreso económico y seguridad alimentaria, ha sido una forma de conocer y relacionarse con los ritmos de la naturaleza.  Las señales de las lunas, los vientos, las olas y las mareas son indicios para interpretar lo que les rodea y, entre tanto, responder a la pregunta del por qué este oficio, que ya no es estable ni rentable, es una causa directa del desplazamiento climático al que se enfrenta Punta Soldado.

Mientras observa el mar, don Justiniano sabe, mejor que nadie, dónde está parado y cómo se ha transformado el territorio: “En el mar Pacífico recibimos basuras y plásticos que le hacen mal al pescado; el aceite del motor; los barcos mercantes que llegan al puerto de Buenaventura (…). El mar se mantiene envenenado, entonces el pescado se retira”.

La pesca es un lugar de encuentro, una forma de engranaje social y familiar que vincula a toda la población, aunque entre algunos adolescentes y jóvenes de Punta Soldado este oficio no sea un futuro posible, tal vez porque —como nos explica don Justiniano— es inseguro; pero, sobre todo, por el afán de perfeccionar otros conocimientos que podrían darles soluciones, entre el saber tradicional y científico, a la migración climática que los ocupa, aunque desde décadas atrás, con más urgencia que nunca.