Dolor y más sangre: trastornos menstruales después de la exposición a los gases del ESMAD

Un estudio publicado después de las protestas de Black Lives Matter en Estados Unidos, en 2020, halló una relación entre la exposición a gases lacrimógenos y afectaciones en los ciclos menstruales de las manifestantes. 

Fecha: 2021-06-30

Por: María Paula Murcia Huertas

Ilustración: Matilde Salinas

Dolor y más sangre: trastornos menstruales después de la exposición a los gases del ESMAD

Un estudio publicado después de las protestas de Black Lives Matter en Estados Unidos, en 2020, halló una relación entre la exposición a gases lacrimógenos y afectaciones en los ciclos menstruales de las manifestantes. 

Por: MARÍA PAULA MURCIA HUERTAS

Ilustración: Matilde Salinas

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“Mi menstruación era regular. Tenía que llegarme entre el 8 y el 11 de mayo y no me ha llegado. Me duele todo el busto, las caderas, como si fuera a llegar desde hace dos semanas, pero no me llega”, nos dijo Laura M. de 21 años en una entrevista el 24 de mayo. Entre el 28 de abril, día en el que empezó el Paro Nacional, hasta esa entrevista, calculó haber asistido a 18 manifestaciones distintas en Bogotá. “Como en 14 o 15 han gaseado”, añadió. 

Viviana, de 26 años, también ha salido varias veces a las movilizaciones convocadas en Bogotá. “Prácticamente he estado día de por medio”, explicó. A veces como parte de la tercera línea, apoyando en primeros auxilios y a veces como defensora de derechos humanos. Más o menos en ocho ocasiones ha estado expuesta a gases. “Yo generalmente soy muy puntual con la menstruación y desde que empezó el paro he manchado tres veces, cada cuatro o cinco días. Después de manchar vienen los cólicos que se sienten fuerte en las caderas y en la espalda”. 

La Tercera línea es una estructura organizativa para frentear al Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) en las manifestaciones, y cuya misión, según Laura M., es “alejar los gases de los manifestantes, apoyar a quienes marchan en las primeras línea y dar auxilio. Por ejemplo, estar pendiente de que nadie se esté ahogando sin leche de magnesia”. Tanto Laura M. como Viviana prestan primeros auxilios durante las protestas. Conformar la Tercera línea las ha obligado a estar constantemente expuesta a los gases lacrimógenos. 

Sus testimonios coinciden con los hallazgos de un estudio reciente hecho en el contexto del  Black Lives Matter en Portland, Estados Unidos, una serie de manifestaciones en contra del racismo que sucedieron en el 2020 después del asesinato de George Floyd, un hombre negro, a manos de la policía en Mineápolis, Estados Unidos. Este informe, del Centro de Investigación en Salud del Kaiser Permanente, Northwestern Permanente y la Universidad de Minnesota, encontró que existe una relación entre la exposición a gases lacrimógenos y los trastornos en el ciclo menstrual.

 

ARMAS ‘MENOS LETALES’

Los gases lacrimógenos están tipificados por el Ministerio de Defensa como agentes químicos que hacen parte de la clasificación de “armas, municiones, elementos y dispositivos menos letales” en esta resolución de 2017. Se utilizan para “controlar una situación específica, sobre una persona o grupo de personas, involucradas en eventuales conductas penales o comportamientos contrarios a la convivencia, con el objetivo de hacer un uso diferenciado de la fuerza, neutralizando o disuadiendo la amenaza, y de esta manera evitando desplegar la fuerza letal”, según el documento. 

Son descritas como menos letales porque, aunque no están diseñadas para matar, pueden llegar a hacerlo, como plantea Amnistía Internacional en este especial. Según la organización, esto sucede en parte porque “en la práctica las fuerzas policiales utilizan el gas lacrimógeno en formas en las que nunca fue planeado usarlo. A menudo en grandes cantidades en contra de manifestantes pacíficos o disparando proyectiles directamente a las personas”. Durante el último mes de protestas en Colombia, al menos tres personas han muerto como consecuencia de un mal uso de gases lacrimógenos por parte de la fuerza pública. 

A pesar de los previsto, sus características de menor letalidad no las exime de ser armas nocivas para la integridad de las personas contra quienes se usan. “Dentro de los efectos de los gases hay unos que son agudos, inmediatos, y es fácil demostrar que son resultado de los gases, como la irritación en ojos, nariz, pulmones, lengua y piel e inclusive diarreas e inflamación del hígado. Y hay otros que son más tardíos, y más difíciles de demostrar, pero que ya han sido reportados y hay que seguirles el rastro, como los cambios menstruales”, nos explicó Lineth Alarcón, médica especialista en toxicología. 

El caso del estudio que se enfoca en quienes participaron de las protestas de Black Lives Matter en 2020, publicado el 26 de abril de este año en la revista de salud pública BMC Public Health, indaga por los efectos que la doctora Alarcón mencionó como los inmediatos: afectaciones en ojos, nariz, boca, pulmones o pecho, piel, tracto gastrointestinal y cabeza. Pero agrega uno que usualmente no se considera: afectaciones en el ciclo menstrual. Una variable que agregaron “por reportes de trastornos menstruales de manifestantes estadounidenses expuestas a gas lacrimógeno, buscamos recolectar datos sobre este fenómeno ya que los efectos endocrinos (o sea que afectan las hormonas) de este gas no han sido estudiados a la fecha”, según explica el informe. 

Esta investigación se basó en encuestas a más de 2.200 personas que afirmaron haber participado de las protestas, en donde estuvieron expuestas a los gases. De estas, 1.650 menstrúan. Las preguntas específicas sobre trastornos en su ciclo se las hicieron a estas personas: más de la mitad (54.5%) reportaron algún cambio. Los síntomas más comunes que reportaron fueron aumento en los cólicos (36.6%), manchado inusual (27.8%), mayor sangrado (23.6%) y más días de sangrado (18.9%). El rango de edad mayoritario entre quienes reportaron estos cambios fue entre 18 y 33 años: constituyen el 69.7%. 

El estudio también incluyó una pregunta abierta que le daba la posibilidad a quienes respondían de profundizar sus respuestas. Esta información respalda los hallazgos cuantitativos: “muchas de las personas que respondieron notaron que después de la exposición a gases, su ciclo menstrual empezó días o semanas antes o después y duró más tiempo, comparado con su ciclo típico”. 

Descubrieron también que hay una correlación entre el tiempo de exposición a gases y el reporte de síntomas. Entre más veces estuvieron expuestas, más manifestantes reportaron cambios en sus ciclos. 

 

ARMAS DE MIEDO, CON EFECTOS A LARGO PLAZO

Además de conocer los casos de Laura M. y de Viviana, Mutante conversó con Stephania, Laura P. y Mariapaula, quienes durante el último mes estuvieron expuestas a gases entre una y cuatro veces. 

“Justo tendría que haberme llegado mi ciclo menstrual hace cinco o seis días. Y ayer en la noche empecé a sentir los cólicos demasiado fuertes, como nunca los había sentido y hasta hoy me llegó”, nos contó Stephania, de 30 años. El 28 de abril estuvo en manifestaciones en la Plaza de Bolívar, en donde la gasearon dos veces. Después de eso calcula que ha estado expuesta a gases en otras tres ocasiones durante el último mes. Estas irregularidades no son normales en ella desde hace seis años, cuando se hizo una cirugía de ligadura de trompas que logró que su ciclo “se regulara por completo”. 

A Mariapaula, 22 años, la gasearon el 1 de mayo en Suba, una localidad al noroccidente de Bogotá. Apenas sintió que lanzaban los gases decidió irse, pero alcanzó a sentir la piquiña en la piel y la irritación en los ojos. “Se me adelantó el periodo dos semanas. Me llegó tres o cuatro días después de haber estado expuesta a los gases. Y usualmente me llega tres días, pero esta vez no me duró ni dos. Además sangré mucho más y el flujo fue mucho más líquido”. No recuerda ninguna ocasión en la que se le adelantara más de una semana. 

“Nunca me había dado una menstruación con cólicos tan fuertes”, nos dijo Laura P., de 27 años. “Me tomé dos pastillas, agua de canela, todos los remedios y no me pasaron. Me llegó en más cantidad y un poco más líquida”. Esto sucedió después de que estuvo expuesta tres días distintos a gases en Bogotá, durante las protestas. 

A pesar de haber estado menos expuestas a los gases que Viviana y Laura M., los relatos de estas tres mujeres y los síntomas que reportan concuerdan con los hallados por los investigadores en Portland. Los cambios en el ciclo menstrual de las manifestantes después de estar expuestas a gases lacrimógenos son un efecto tardío. Sobre la correlación entre estos dos factores, la doctora Alarcón, médica y toxicóloga, dice que “es totalmente verídica”, pero difícil de demostrar por la susceptibilidad de los cuerpos que menstrúan a tener disrupciones endocrinas —es decir, en los circuitos hormonales— por los químicos presentes en los aires de mala calidad que respiramos o incluso por el mismo estrés de estar en las manifestaciones. Sin embargo, añadió que los resultados del estudio de Portland son muy sugerentes y requieren seguimiento para obtener datos más concretos. 

De acuerdo con ella, aunque el mecanismo según el cual actúan los gases aún no es bien conocido, las disrupciones endocrinas que mencionan los estudios y que pueden estar causando los trastornos menstruales suceden por este motivo: “Los gases tienen una capacidad de penetrar y distribuirse por los tejidos. Pueden ingresar hasta zonas muy profundas, llegar hasta los receptores hormonales que están dentro de la célula y producir cambios en esa unión que se da entre la hormona, en este caso las hormonas femeninas, y el receptor. Nuestros ovarios se desregulan porque esos receptores están siendo obstruidos o alterados, ya sea desde la síntesis de la hormona, o hasta que la hormona se pega en el receptor”, explicó. Además, apuntó que ya hay estudios en animales que demuestran una disrupción endocrina en hembras de mamíferos causada por los gases. Y los humanos somos mamíferos. 

El estudio de Portland explica que la mayoría de datos de seguridad de los gases proviene de estudios de la mitad del siglo XX en animales y hombres jóvenes y saludables. El uso de estos gases está prohibido en contextos de guerra desde 1925 por el Protocolo de Ginebra. Pero sigue siendo avalado por el derecho internacional para el control social. “Son un arma de miedo” dice la doctora Alarcón en este video. Y a corto plazo funciona: el miedo dispersa las manifestaciones con un costo asociado relativamente bajo, pues en teoría los efectos del gas se disipan de 10 a 15 minutos después de la exposición, según Amnistía Internacional. 

Pero los reportes de las manifestantes en Portland y los hallazgos preliminares de este estudio sobre protestas de los Chalecos Amarillos en Francia en 2018 —que concuerdan con los del estudio estadounidense—, aunque requieren de mayor investigación para obtener datos clínicos definitivos, ya demuestran una relación clara y sugerente entre la exposición a gases y los trastornos menstruales. Además a estos estudios se suman reportes de manifestantes en India, Chile, Estados Unidos (en este caso Columbus, Ohio) y los relatos que Laura M., Viviana, Stephania, Mariapaula y Laura P. le contaron a Mutante. En la mayoría de estos casos las manifestantes coinciden en algo: cuando la menstruación les llega viene con dolor y más sangre. 

 

ARMAS EN ABUNDANCIA

El 23 de marzo de este año la Policía Nacional publicó el aviso de convocatoria pública para la “adquisición de municiones menos letales y lanzador de gas de 37 mm”. El 18 de abril adjudicó el contrato por casi $10’500.000.000 (diez mil quinientos millones de pesos) a Combined Systems Inc. y Aviacol USA Corp, dos empresas estadounidenses que proveen productos para “el mercado global de defensa y cumplimiento de la ley”, según la página web de la primera. Por esta cantidad de dinero las empresas tendrán que suministrar alrededor de 98 mil cartuchos de gas, 25 mil granadas de gas, de humo y aturdidoras y 60 mil esferas de gas. En suma, esto significa más de 175 mil dispositivos que contienen gases lacrimógenos. 

Según el aviso de convocatoria pública homólogo del 2020, las municiones menos letales de gases lacrimógenos adquiridas el año pasado rondaron las 111 mil unidades. Estos contratos hacen parte del plan anual de adquisiciones de la Policía Nacional, figura que permite a las entidades estatales “facilitar, identificar, registrar, programar y divulgar sus necesidades de bienes, obras y servicios” según el portal gubernamental Colombia Compra Eficiente. 

Graham Dossett, experto en vigilancia y derechos humanos del Centro de Derechos Humanos de la Universidad de Essex explica en este video del especial de gases lacrimógenos de Amnistía Internacional que “el gas no debería ser utilizado en condiciones en las que se sabe que en la multitud hay personas que tienen enfermedades, o que están embarazadas o si quien los usa ha recibido la advertencia de que entre la multitud hay personas a las que el gas puede afectar de manera adversa”. 

Los gases lacrimógenos están causando efectos adversos en la salud menstrual de las manifestantes. Por ejemplo Stephania, a quien el dolor le aumentó considerablemente, como a las mujeres en India, Chile y Estados Unidos, nos dijo: “los cólicos me tienen aquí en la cama. No me he podido parar”.

 

*Si has notado irregularidades en tu ciclo menstrual después de estar expuesta a gases lacrimógenos durante el Paro Nacional y quieres contarnos tu historia, escríbenos un correo a [email protected] o por WhatsApp al +57 319 540 4934.

 

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