Una ley para mejorar la educación sexual: ¿será posible?

Conversamos con Alejandro García, representante a la Cámara y uno de los ponentes del proyecto de ley que busca llevar educación integral en sexualidad a todos los colegios públicos y privados de Colombia. Nos explicó las grandes apuestas de esta iniciativa, cómo impactaría la vida de niños, niñas y jóvenes y cuáles son los enormes retos que enfrenta antes de convertirse en ley.

Fecha: 2022-12-05

Por: MUTANTE

Una ley para mejorar la educación sexual: ¿será posible?

Conversamos con Alejandro García, representante a la Cámara y uno de los ponentes del proyecto de ley que busca llevar educación integral en sexualidad a todos los colegios públicos y privados de Colombia. Nos explicó las grandes apuestas de esta iniciativa, cómo impactaría la vida de niños, niñas y jóvenes y cuáles son los enormes retos que enfrenta antes de convertirse en ley.

Fecha: 2022-12-05

Por: MUTANTE

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Un proyecto de ley impulsado por la bancada de gobierno busca que la educación sexual irradie integralmente en la formación de los niños, niñas y jóvenes colombianos desde la escuela hasta su salida a la universidad. La iniciativa 229, como formalmente se conoce, tuvo que esperar a la elección del nuevo Congreso para empezar su discusión, pese a que fue presentada en la legislatura pasada, el 11 de agosto de 2021.

Su proceso legislativo ha estado rodeado por fuertes objeciones de los sectores de la oposición, encabezada por el partido Centro Democrático. Además de grupos conservadores de la sociedad civil, quienes han organizado su inconformismo en torno al movimiento #ConMisHijosNoTeMetas. Muchos de sus argumentos tienen que ver con conceptos que han emergido en el pasado reciente, como la mal llamada “ideología de género”.

Pero más allá de lo que suscita la iniciativa en el Congreso, el país enfrenta una dura realidad al hablar del impacto de la sexualidad en la vida de las niñas y jóvenes. En 2020, 4.268 niñas entre 10 y 14 años se convirtieron en madres, según un informe publicado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). El mismo documento señaló que en el país hubo 109.823 nuevas madres adolescentes (entre 15 y 19 años) ese año.

Este tipo de indicadores son los que preocupan a los ponentes del proyecto de ley, como Alejandro García, representante a la Cámara por Risaralda para el período 2022 – 2026.

“Una de cada dos madres adolescentes fue, a su vez, hija de una madre adolescente. Y por cada caso de una madre adolescente de nivel socioeconómico alto, hay 64 casos de madres adolescentes de nivel socioeconómico bajo. Es completamente inequitativo, es una trampa de la pobreza”, asegura.

El gran objetivo que persigue el proyecto de ley 229 es promover y fortalecer la educación para la sexualidad y los Derechos Sexuales y Reproductivos, además de ayudar a prevenir el abuso sexual infantil y las violencias basadas en género. Sin embargo, aún hace falta mucho para que su propósito alcance los currículos de colegios y escuelas a lo largo de Colombia. Entre eso, es urgente contrarrestar la desinformación y los prejuicios que se levantan cíclicamente en el país cada vez que se tocan fibras sensibles como la sexualidad o las decisiones que involucran el cuerpo, el género y la educación.

¿En qué momento está hoy el trámite de este proyecto de ley? Entiendo que pasó primer debate, pero ha habido muchas dificultades para comenzar el debate en plenarias…

Hay que señalar que todos los proyectos de ley tienen cuatro debates. El primero en comisión de una de las cámaras, luego plenaria y luego pasa a Cámara o Senado. Este proyecto de ley fue radicado y discutido el año pasado. Fue uno de los cinco proyectos de ley que los jóvenes solicitaron durante unos espacios de diálogos a raíz del estallido social. Ya tuvo una primera discusión en Comisión 6.ª de Cámara y pasó a Plenaria de Cámara en su segundo debate. Si es aprobado allí, pasaría a Comisión de Senado y a plenaria Senado para que sea ley de la República. Vamos en el paso dos de cuatro.

¿Y por qué no se ha podido dar el debate en plenaria de Cámara?

Porque cuando presentamos el proyecto de ley, la bancada conservadora, cristiana y el Centro Democrático presentaron una proposición de archivo y el proyecto de ley corría el riesgo de ser hundido en segundo debate. Suspendimos la sesión para dar un tiempo de conversación, sobre todo porque nos sorprendió que personas del Partido de la U, por ejemplo, de Cambio Radical, estuviesen casi que como bancada actuando con la bancada cristiana y con la más conservadora, que es la del Centro Democrático. John Jairo Hoyos, del partido de la U, varios liberales, Gabriel Santos, del Centro Democrático en su momento, o, por ejemplo, Adriana Martíz Vargas o Juan Carlos Wills, conservadores. En este escenario no se pudo dar la discusión, porque la propuesta de archivo del proyecto de ley se da antes de la discusión.

Entonces, este no es un proyecto de ley del actual Congreso sino del anterior…

El proyecto de ley es de autoría de Juanita Goebertus, quien era representante Verde. Lo firma Catalina Ortiz, Mauricio Toro, Katherine Miranda, entre otros. Y surge como una solicitud del diálogo que se da con los distintos jóvenes para fortalecer la educación sexual. La ley 115 está desde el año 1994 y tenemos que actualizar algunos temas porque el diagnóstico es complejo en el país: el embarazo adolescente es alto, el acoso sexual es alto, los niños no todos tienen las herramientas para identificar cuando hay un abuso sexual infantil, entre otras cosas.

El país tiene toda una historia de instrumentos y políticas que han buscado fortalecer la educación sexual, pero todos los indicadores señalan que no han funcionado suficientemente. ¿Qué es lo nuevo que propone este proyecto?

Lo primero es que este proyecto tiene nuevas herramientas, yo acotaría en tres o cuatro puntos. Uno es la actualización de la concepción de la educación sexual a un concepto de educación integral en sexualidad, que es mucho más amplio que la mera genitalidad y sexualidad en general. Lo segundo es más herramientas para formación de formadores, este proyecto de ley incorpora no solo unas capacitaciones que queremos que se conviertan en formación integral a los docentes, sino que también incorpora a los futuros docentes —los que están haciendo licenciaturas, estudiando Ciencias de la Salud o en Escuelas Normales— para que ellos comiencen a adquirir herramientas en educación sexual y puedan luego replicarlo en sus colegios. Adicionalmente, fortalece unas líneas de atención que existen para denuncia y busca fortalecer los colegios como entornos escolares seguros. Adicionalmente, incorpora a la comunidad educativa, que también es un mito que hay que romper, porque lo que ha dicho la oposición es que se está relegando el papel de la familia cuando se dan estas clases, y lo que hicimos fue incluir en el artículo nueve a la comunidad educativa, entendiendo también Familia y/o acudientes, para que ellos tengan herramientas  a través de las escuelas de padres.

La falacia que hay cuando se dice: ‘No te metas con mis hijos’ o ‘En la casa se debe hablar de esto’, es que en realidad ¿tú cómo vas a enseñar lo que no te han enseñado? Si vamos a hablar, por ejemplo, de una problemática como el embarazo adolescente hay que tener en cuenta que es un fenómeno que se repite en el tiempo. Una de cada dos madres adolescentes fue, a su vez, hija de una madre adolescente y, en la medida en que no haya educación sexual, que no haya otros parámetros, dejar esto solamente en las casas no es suficiente.

En este proyecto de ley se amplía un poco la noción de educación sexual para hablar de educación integral en sexualidad. ¿Qué es eso?

En el artículo tres del proyecto de ley tenemos nueve alcances, pero voy a hacer un resumen de lo más importante. Primero, es el conocimiento y fortalecimiento de los derechos sexuales y reproductivos, de acuerdo a los contextos, el desarrollo socioemocional, la autodeterminación y el cuidado. En segundo lugar, es la promoción de elecciones saludables, libres y responsables ante la sexualidad propia y de los otros. Esto es muy importante porque es entender no solo mi sexualidad y el respeto por mi cuerpo, sino también por el del otro, basados en la información, la evidencia científica objetiva, la autonomía y el cuidado propio. En tercer lugar, la promoción del derecho a la autonomía reproductiva y prevención de embarazos no planeados, la prevención de infecciones de transmisión sexual y la reducción de riesgo de contagio, especialmente jóvenes y adolescentes. Un cuarto punto es el reconocimiento y el respeto por la diversidad. El quinto es la promoción de una vida libre de violencias y abusos mediante identificación y rechazo de violencia sexual y violencias basadas en género. El sexto es hacer de las instituciones educativas públicas y privadas espacios seguros. Y un séptimo, la promoción de una vida sexual responsable que vaya en armonía con la construcción del proyecto de vida y promoción del derecho a la salud, promoviendo el acceso a servicios de salud sexual y salud reproductiva.

Hay un fenómeno muy particular en este tipo de iniciativas, el efecto Streisand, en el que a veces por tratar de censurar algo se le da visibilidad. Y es un poco lo que viene pasando: nadie estaba hablando de este proyecto en la opinión pública hasta que los sectores más conservadores hicieron ruido para hundirlo. ¿Quiénes son esos sectores y con qué intereses se están moviendo?

Los sectores de la oposición, los sectores más religiosos, los partidos cercanos a los partidos cristianos, en los más conservadores está el Centro Democrático. Pero eso no es nuevo. Si recuerdan, en el 2016 hubo una marcha en contra de las denominadas cartillas del Ministerio y lo que estaba haciendo la ministra de Educación en ese entonces era cumplir la sentencia de La Corte Constitucional, a raíz de lo de Sergio Urrego. Desde ese entonces viene ese discurso que ni siquiera es meramente nacional, es una agenda antiderechos internacional de tiempo atrás. Son seis años que ya llevan con esto, inclusive les dio gasolina para atacar el Plebiscito por la Paz, donde introdujeron conceptos como ‘ideología de género’ o hipersexualización de los niños. Lo que hemos buscado es decir: venga, revaluemos esto. No hay tal denominada ideología de género como el cuento del foro de San Pablo, la hipersexualización de los niños no existe en el sentido en que en los niños la educación respeta un proceso y el proceso es que a un niño de cinco años primero se le enseñan cuáles son los números, después se le enseña cómo sumar, restar, multiplicar y cómo dividir. No se le hace al niño de cinco años hacer integrales y derivadas. Entonces, que ellos crean que a un niño de cinco años se le va a enseñar a planificar no solo es absurdo, sino que es ridículo. Pero es parte del discurso que ha servido para atacar un proyecto de ley que es más que necesario en el país.

¿Estos actores son solo nacionales, son solo religiosos?

Este movimiento de #ConMisHijosNoTeMetas superar lo nacional, es todo un movimiento anti derechos en el mundo. Pero en lo nacional lo vemos concretado muy bien por la agenda del Centro Democrático, del Partido Conservador, de los movimientos y partidos cristianos y los grupos religiosos del país, que en este caso también acercan a los colegios religiosos.

¿Cómo se está construyendo la legitimidad en torno a este proyecto de ley? ¿De qué manera se está blindando la posibilidad de que salga adelante?

Yo puedo hablar de lo que hemos hecho Susana Gómez y yo como ponentes en los ajustes que hemos tenido para el segundo debate, y lo hemos trabajado con distintos actores. Hemos trabajado con organizaciones como Profamilia, también Red Papaz y Poderosas. Incluso, en lo más reciente, también el Ministerio de Educación ha estado allí. Esto se ha construido, seguramente no con todos y ojalá quien quisiese aportar nos escriba. Estamos abiertos para sacar lo mejor de esto, que si vamos a discutirlo valga la pena para que realmente avancemos.

Hablemos un poco de lo que los sectores opositores dicen. Han hablado de hipersexualización, de pornografía, de que incentiva la masturbación desde la infancia, de una supuesta ideología de género. Ustedes han salido a negarlo, pero parece que cada sector habla un código distinto. ¿Se ha podido acercar a estos sectores? ¿Es posible una conversación constructiva con los opositores?

Sí, yo siempre he considerado que hay que acercarse. A veces es difícil cuando el diálogo se da sobre desinformación, pero nosotros estamos haciendo la tarea con algunos colegas de explicar, de hacer pedagogía, inclusive también con la sociedad civil. Hicimos un video que fue ampliamente divulgado en redes sociales, demostrando un poco la desinformación que había al respecto, incluso en personas que han salido a marchar convocados por este grupo de #ConMisHijosNoTeMetas. Estamos abiertos y teniendo diálogo, entendiendo que no nos podemos poner de acuerdo en todo, porque hay algunos que quieren hundirlo. Con quienes se pueda estamos dialogando, sobre todo para que el proyecto también salga adelante, que es parte de nuestra misión.

Frente a la posibilidad de que la educación sexual integral hiciera parte de la asignatura de Ética y Valores, que es algo que aparece específicamente en el proyecto, el concepto del Ministerio de Educación resaltó la autonomía educativa. ¿Cómo se resuelve esa aparente tensión entre el objetivo de este proyecto y esa autonomía?

Hay dos cosas allí. Una es que quitamos que quedará dentro de la cátedra de Ética y que, en su lugar, fuese transversal. En las mesas de trabajo técnicas nos dimos cuenta de que no quedaba bien incorporado allí. Lo segundo es que lo que hace el Ministerio de Educación es dar unos lineamientos y hacer unos programas de formación. Sigue respetándose la autonomía de cómo lo va a resolver cada institución educativa.

Ahí quedamos con una zona gris gigantesca. ¿Cuál es el marco con el que se puede mover esa autonomía respecto a educación integral de sexualidad?

Deben regirse los lineamientos del Ministerio. Él es el encargado de dar los lineamientos, ni siquiera el proyecto de ley los hace. En el proyecto  de ley lo que se pide es que el Ministerio haga los lineamientos de formación o de capacitación a los docentes y se vayan incorporando en las Secretarías de Educación territorial y en los colegios. Lo que sí no podemos hacer es imponer a los colegios algo como: todos tienen que dar todos estos temas. Habrá unas guías o unos lineamientos que irán orientando.

El proyecto habla de que la educación integral en sexualidad debe ser transversal en los escenarios educativos, pero esa idea de transversalidad en políticas públicas siempre corre el riesgo de ser muy abstracta. ¿Cómo se aterrizaría?

Ese es uno de los temas que justamente el ministerio y los colegios, en la capacidad que tengan, irán resolviendo. Por ejemplo, una de las preguntas que nos hicimos es si quedaba en manos de los orientadores. Lo mirábamos y decíamos: hay un orientador por cada mil estudiantes, es muy complejo asignarles eso. Entonces, una de las cosas que se busca allí es que el Ministerio, en sus lineamientos, y los colegios, de acuerdo con sus capacidades, puedan ir mirando cómo lo van incorporando en el currículo. Si como un tema adicional que pueda asumir un docente, por ejemplo. Nosotros hasta allá no podemos ir con el proyecto de ley porque este lo que da es un marco. El país es tan diverso, las capacidades de los territorios son tan distintas, que es más problemático. Por eso las leyes son marcos y se va aterrizando su cumplimiento en la ejecución de las mismas

En últimas,  ¿el alcance que pueda tener este proyecto no depende del proyecto mismo sino del Ministerio de Educación?

Yo creo que de ambas. Y no solo el proyecto avanza, porque el proyecto sí constituye un avance, si no los sectores conservadores no estarían tan incómodos con el proyecto. Depende del proyecto, también de los lineamientos y de la implementación que haga el Ministerio y, por supuesto, de los colegios mismos. Somos los tres.

Allí quedamos con un margen de discrecionalidad muy grande: el del colegio, el del docente, el de la Secretaría territorial de Educación. Y en cada una de estas dependencias o frente a cada clase hay un ser humano que tiene sus propios tabús. Es difícil que el Estado tenga dientes para reducir ese margen de discrecionalidad.

La ley le da dientes al Estado pero es normal que eso pase, no solo en este proyecto, y eso no nos puede frustrar en todo. Pongo un ejemplo, en el país nos dicen: todos los que utilicen una moto deben utilizar un casco. Y tú de pronto ves que en algunas ciudades funciona, pero de pronto vas a otros municipios y allí no se ponen el casco. Eso también depende de la regulación que tenga el alcalde o el rector de un colegio, en el caso de nuestro proyecto de ley. Pero no por esa frustración de la discrecionalidad debemos quedarnos quietos. La ley permite un avance, da un marco más amplio, da más herramientas, aporta nuevos elementos que esperamos que este Ministerio logre fortalecer en los lineamientos, y eso va a dar más fuerza y más herramientas a las instituciones educativas.

Tengo una pregunta de matemática política y es cuáles son las cuentas que tienen hoy. ¿Tienen mayorías para que el proyecto se apruebe? ¿Qué tiempos calculan?

En la última cuenta que hicimos estábamos en tablas, muy cerrada. Podía pasar lo del proyecto de ley de prohibición de los espectáculos taurinos, que se perdió por tres votos. De parte nuestra hemos pedido apoyo de los ministerios. La representante Susana Gómez ha hecho parte de su tarea de hablar con otros congresistas, yo también. Necesitamos que la sociedad civil fortalezca y respalde este proyecto, porque si no seguirá corriendo el mar de desinformación y mentiras que hay alrededor de estos temas. Sobre cuándo se discute, aunque eso es una decisión de la mesa directiva de la Cámara de Plenaria, hay dos opciones. Una es la última semana de legislatura de este congreso, que será alrededor del 16 – 18 de diciembre. La otra opción es el inicio de la legislatura siguiente, cerca de marzo.